Muchas veces pensamos que podemos controlar el amor. Y, en ese momento, nos sorprendemos haciéndonos una pregunta absolutamente inútil: “¿merece la pena?” El amor no respeta esa pregunta. El amor no se deja valorar como una mercancía.
Tu sabes que no me cansaré de esperar por eso cuando tu quieras puedes venir quisiera ser adivina, tan solo por un momento Para preguntarle al destino si en verdad me estás queriendo ya tienes nuevos amigos que te llevan al colegio ya no te vienes conmigo, como hacías en otro tiempo por eso vivo sufriendo, francamente lo digo porqué procedes de esa forma, si sabes que eso a mi me duele yo soy la que te adora Yo soy la que te quiere .
no hay que aferrarse al pasado, porque sino el pasado te come la cabeza, mientras vos queres que todo sea como antes, la vida sigue por delante. Y cuando las soluciones se van entendemos que aunque uno quiera, el pasado no vuelve.
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