


Es que siempre has jugado, con mis sentimientos,como si fuera,
Siento el aire queesperaba Siento el agua que empieza a correrNo necesito mas nada Soloque me quieras dar un pocode paz Es un tipo de sentimiento Que no puedo explicar Así es como yo estoy hoyEsto es lo que pasaSiento que el tiempohoy no para Siento lacalma que intenta volverNo necesito mas nadaSolo que me quieras darun poco de pazEs un tipo de sentimientoQue no puedo explicarAsí es como yo estoy hoyEsto es lo que pasa Precisoun tiempo de transiciónUn tiempo en que lo maloes mejor Es el momentoes la situación Me enredoen este bello juego Precisoun tiempo de transiciónUn tiempo en que lo maloes mejor..
Sé que me enamore yo caí perdida sin conocer que al salir el sol se te va el amor. Duele reconocer duele equivocarse y duele saber que sin ti es mejor aunque al principio no..Me perdí apenas te vi siempre me hiciste como quisisteporque siempre estuve equivocada y no lo quise ver porque yo por ti mi vida daba porque todo lo que empieza acaba porque nunca tuve más razones para estar sin el porque cuesta tomar decisiones porque siempre va a doler y hoy pude entender que a esta mujer siempre la hiciste inmensamente triste hoy que no puedo más sigo decidida dejarte atrás por tú desamor lastimada estoy ♪



Esta es la historia de un rico mercader que tenía tres hijas. Dos de ellas eran presuntuosas y vanidosas, y la menor, a la que por su belleza llamaron Bella, era, sin embargo, humilde y bondadosa. Todas tenían siempre pretendientes dispuestos a casarse con ellas. Pero mientras las dos primeras rechazaban despectivamente a todos los candidatos, ya que ansiaban casarse con un noble, Bella los recibía y conversaba con ellos, aunque los rechazara cortésmente. Un golpe de mala fortuna hizo que el mercader perdiera todas sus riquezas, por lo que todos los pretendientes desaparecieron, ya que el dinero era el único motivo para casarse con semejantes mujeres. Bella, sin embargo, siguió recibiendo proposiciones, pero las siguió rechazando. Cierto día llegó la noticia de que uno de los barcos del mercader había llegado a puerto con mercancías. Sus dos hijas mayores le pidieron que les trajera joyas y vestidos, pero Bella le dijo que solo con una rosa ya la haría feliz.
El mercader se dirigió hacia el puerto, pero el barco no había traído apenas nada para su dueño. Cabizbajo, el mercader volvió a su casa, pero fue sorprendido por una gran tormenta que le obligó a refugiarse en un enorme castillo, al parecer abandonado. El mercader recorre el castillo sin encontrar rastro de habitante alguno, a pesar de estar limpio y decorado. Abandonando toda precaución, se dirige hacia la despensa y empieza a comer y beber hasta saciarse, pues estaba agotado de tan largo viaje. Después, encuentra una elegante cama en la que se acuesta a dormir. A la mañana siguiente se despierta y ve a su lado un rico traje nuevo junto a un desayuno. Agradecido, se dispone a marcharse a su casa cuando ve que en uno de los jardines hay rosas, y se dispone a cortar una para su Bella. Entonces aparece el dueño del castillo, que resulta ser una terrible bestia. Le reprocha que a cambio de su amable hospitalidad él se ha atrevido a robarle una rosa, y se dispone a darle muerte.
El mercader suplica por poder ver a sus hijas una última vez, a lo que la bestia responde que puede marcharse para verlas una vez más, pero a cambio tendrá que traer a una de ellas para que ocupe su lugar. El mercader vuelve a su hogar y le explica lo acontecido a sus hijas, tras lo cual Bella se ofrece para ocupar el lugar de su padre, para regocijo de sus hermanas y desesperación de su anciano progenitor. Bella le recuerda a su padre que las promesas se dan para cumplirse. Y que si ella no hubiera pedido una rosa nada habría sucedido.
Se dirigió Bella hacia el castillo en compañía de su padre, esperando una muerte segura. Sin embargo, una vez allí, la Bestia le concedió la libertad a su padre exhortándole a no volver jamás. Y gentilmente llevó a Bella a unos ricos aposentos, para que viviera toda su vida en el castillo y nunca más pudiera volver a su hogar. A cambio le regaló un espejo mágico para que le permitiera ver a su familia. Al cabo de un tiempo la Bestia pidió a Bella que se casara con ella, pero Bella le respondió que solamente le concedería su amistad.
Pasaron tres meses agradables en el castillo, donde la Bestia llenaba de atenciones a Bella, y ella le correspondía con gestos de amistad. Cierto día, Bella vio en su espejo mágico que su anciano padre estaba muy enfermo, y rogó a la Bestia que le permitiera verlo una última vez, a lo cual la Bestia se negó rotundamente. Pero poco después aceptó con la condición de que Bella volviera tras una semana. Ella lo prometió agradecida y partió hacia su hogar. Una vez allí, sus hermanas, tristemente casadas con personas de bajo nivel, maquinaron una trampa para que Bella estuviera en su casa más de siete días. Al darse cuenta de que había roto su promesa, la muchacha parte rauda hacia el castillo y encuentra a la Bestia tendida en la hierba, agonizando, por la tristeza que le había causado la traición de Bella. Ella se arrodilla ante el monstruo, que exhala ya sus últimos estertores de vida y, entre lágrimas, le suplica que no muera, ya que le ama y quiere ser su esposa. Al escuchar estas palabras, la Bestia se transforma mágicamente en un bello príncipe, que a causa de la maldición de una bruja había sido mutado en Bestia hasta que una mujer quisiera casarse con él.
Bella y el príncipe pasaron el resto de sus días felices en el castillo, junto a su padre, mientras que las hermanas fueron transformadas en estatuas, pero sin perder la consciencia, para que fueran testigos de la felicidad de su hermana.